Un día saque a pasear mi lengua por entre tus labios
y al despertarse tu boca
sintióse refrescada por esa extraña saliva ajena
que acariciaba cada una de tus deliciosas cavidades
inundándolas de frenético placer.
Entonces tus brazos rodearon mi cuello desnudo
y bailando entre las luces del verano,
cerramos o abrimos los ojos
fusionando nuestra carne completamente,
uniéndonos en un lugar infinito y abandonado
Así es que nos dejamos llevar
por el sangriento rio tibio
que fluye por las venas de nuestros deseos
Eternos y trémulos... eternos otra vez.
Hasta que abriendo o cerrando los ojos
nos poseemos (pertenecemos) en la oscuridad
hasta que el día despierta
aplaudiendo la constancia de nuestra sed,
acariciandonos el alma para volver a nacer
Hola...hay alguien ahí?
Hace 11 años
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